¿Un árbol amarillo?

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Sí. Y con hojas naranjas. Y con unos frutos extraños de color azul chillón. Y quizá el tronco tenga topos verdes. Al lado también hay un coche violeta con ruedas de color rosa fucsia. En el cielo hay un arcoíris de diferentes tonos rojos. Y a lo lejos se ve un perro… ¡verde!

Estos podrían ser los colores que escogería un niño de tres años para dibujar estos objetos. Pero esto no es ninguna sorpresa. ¿O acaso no lo hemos hecho nosotros cuando también éramos peques?

Hasta ahora se creía que el hecho de que los niños escogieran colores llamativos para dibujar diferentes objetos era debido al trabajo de su poderosa imaginación y a su gusto por los colores estridentes, los que más les llaman la atención. Pero según un estudio de la Universidad de Wisconsin conducido por la psicóloga Vanessa Simmering parece ser que cuando somos tan pequeños no sabemos cuáles son realmente los colores de cada objeto. Es por eso que los niños eligen, entre toda la paleta, los colores que más les gustan y… ¡tachán! ¡Ahí está el árbol amarillo!